La Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo autónomo, adscrito
al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha
publicado su informe anual sobre la Red de Control de Sustancias
Peligrosas. Este estudio recoge el trabajo desarrollado durante el
2011 por el Organismo para el estudio de la contaminación de origen
industrial en las aguas superficiales de la Cuenca del Ebro, un
control que exige la toma de muestras de agua, sedimento y biota,
habitualmente peces. Su objetivo es conocer la tendencia en la
presencia de determinados contaminantes y realizar un seguimiento del
grado de cumplimiento de las autorizaciones de vertido y su efecto en
el medio acuático.
El informe, que se realiza por octavo año consecutivo, interpreta los
resultados según los criterios de la Directiva 2008/105/CE por la que
se establecen Normas de Calidad Ambiental, una legislación europea
traspuesta a nuestro ordenamiento jurídico el pasado año (R.D.
60/2011, de 21 de enero), pero que el Organismo utiliza de referencia
ya desde 2009. La Directiva es más estricta y rebaja las
concentraciones máximas permitidas y los valores admisibles.
Esas mayores exigencias las aplica la Confederación en los
seguimientos de los datos de calidad y en las revisiones de las
autorizaciones de vertido que otorga el Organismo.
Las autorizaciones son las herramientas para controlar lo que se emite
al medio acuático y gracias a estos controles y a la nueva legislación
más exigente, en muchos casos las industrias están mejorando sus
sistemas de depuración y control lo que permite la reducción de la
presencia de algunas sustancias.
Conclusiones
En las conclusiones, el informe recoge los incumplimientos puntuales
detectados en 2011 y en el caso de sedimento o biota, el seguimiento
de tendencias de concentraciones, siempre conforme a las nuevas
normas.
En la matriz agua se han realizado durante 2011 un total de 7.362
analíticas de 43 sustancias en las 20 estaciones de la red. Lo más
destacado de forma positiva es que sólo se han hallado 16 de esas
sustancias y tan solo en el 17,2% de las analíticas, mientras que el
resto de sustancias (27) no se han detectado en ningún análisis.
Las estaciones donde se han detectado incumplimientos en algunos
contaminantes en agua son: Segre en Torres de Segre (cadmio y plomo) y
Huerva en Zaragoza - Fuente de la Junquera (nonilfenol, niquel y
selenio). El resto de estaciones cumplen con las Normas de Calidad
Ambiental (NCA), tanto en medias anuales como en concentraciones
máximas admisibles.
En sedimento, se han detectado concentraciones elevadas en Arga: en
Puente la Reina y en menor medida, Zadorra en Vitoria - Trespuentes y
Ebro en Conchas de Haro (Hidrocarburos policíclicos aromáticos -
PAHs); Ebro en Mora de Ebro y Ebro en Tortosa (Dicloro Difenil
Tricloroetano - DDTs). Como aspecto positivo, cabe decir que en
ninguna estación de la red se han detectado HCHs, hexaclorobenceno
(salvo en una), drines, naftaleno, pentaclorobenceno ni
triclorobencenos, lo que supone que estas sustancias no están
presentes en el medio o en concentraciones tan bajas que no es posible
ni detectar su presencia.
En biota, de las tres sustancias que tienen Norma de Calidad Ambiental
(mercurio, hexaclorobenceno y hexaclorobutadieno) se han registrado
incumplimientos en: Ebro en Ascó (hexaclorobenceno); Gállego en
Jabarrella, Villanueva de Gállego, Cinca en Monzón, Ebro en Ascó, Mora
de Ebro y Tortosa (mercurio).
Hay que destacar que los análisis de mercurio obtenidos en 2011 en
Gállego en Jabarrella, muestran una evolución temporal de reducción de
la concentración de este contaminante. En sedimento supone el registro
más bajo desde 2003 y en biota, es significativamente inferior a los
de años anteriores y a la media del periodo (últimos 10 años).
Otras sustancias que también se han detectado en biota, si bien no
tienen Normas de Calidad Ambiental, son DDTs en carpas en Ebro en
Ascó, en Mora de Ebro y en Tortosa. Apenas se han detectado
contaminantes orgánicos ya que todos los análisis de
hexaclorociclohexano - HCH, pentaclorobenceno, triclorobencenos y
drines han sido inferiores al límite de cuantificación.
Todos los análisis se han realizado bajo la óptica de la nueva
directiva ya traspuesta al ordenamiento jurídico español. Además, a
estos controles se unen los que se ejecutan por parte del Área de
Control de Vertidos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, entre
cuyos cometidos están la vigilancia y el control del cumplimiento de
las autorizaciones de vertidos, para evitar tanto vertidos ilegales
como vertidos que impidan cumplir con las normas de calidad
establecidas.
Informe
Este informe y los datos que recoge son un indicador del estado
general de las aguas superficiales de la cuenca. En su interpretación
se entiende por sustancias peligrosas las que son tóxicas,
persistentes y bioacumulables, lo que entre otras cuestiones se
traduce en una larga persistencia en el medio, precisamente por su
lenta degradabilidad.
El documento permite verificar el cumplimiento de los objetivos de la
Directiva Marco del Agua, que obliga a los Estados Miembros a
establecer estaciones de vigilancia para el control de la
contaminación en el medio acuático causada por sustancias peligrosas
aguas abajo de los puntos de emisión.
Para ello, el Organismo cuenta en la actualidad con dos redes, la Red
de Control de Sustancias Peligrosas que permite controlar la
contaminación de origen industrial o puntual, además de comprobar si
sus concentraciones varían en el tiempo, y la Red de Control de
Plaguicidas para el control de la contaminación agrícola o difusa.
La dedicada a las sustancias peligrosas cuenta con 20 puntos de
muestreo, la mayoría en tramos de río ubicados aguas abajo de los
focos de emisión con autorizaciones de vertido. Junto a ellos se
indican los parámetros analizados en muestras de agua, de sedimento y
de biota, la metodología empleada, los resultados y la evolución de la
concentración de algunas sustancias peligrosas, tales como algunos
metales y DDts.
Los puntos de muestreo en concreto son: río Gállego aguas arriba de
Sabiñánigo (Huesca), Gállego en Jabarrella (Huesca), Cinca en Monzón
(Huesca), Ebro en presa de Pina (Zaragoza), Gállego en Villanueva
(Zaragoza), Huerva en Zaragoza - Fuente de la Junquera (Zaragoza),
Jalón en Grisén (Zaragoza), Ebro en Miranda (Burgos), Zadorra en
Vitoria - Trespuentes (Álava), Zadorra en Salvatierra (Álava), Ebro en
Conchas de Haro (La Rioja), Ebro en Logroño - Varea (La Rioja),
Najerilla en Nájera (La Rioja), Arga en Puente la Reina (Navarra),
Araquil en Alsasua-Urdiaín (Navarra), Ega en Arinzano (Navarra), Segre
en Torres de Segre (Lleida), Ebro en Ascó (Tarragona), Ebro en Mora de
Ebro (Tarragona) y Ebro en Tortosa (Tarragona).
Los análisis se han realizado en el Laboratorio de Calidad de Aguas de
la Confederación Hidrográfica del Ebro. Para ello, se ha tomado una
muestra de agua mensual y una muestra anual de sedimento y de biota,
excepto en río Gállego aguas arriba de Sabiñánigo y Ebro en Mora de
Ebro, donde los muestreos han sido sólo de sedimento y de biota. Estos
dos puntos han sido incorporados en 2011 para tener un control
intermedio entre Ascó y Tortosa y comprobar los contaminantes
existentes aguas arriba del entorno industrial de Sabiñánigo.
Los resultados obtenidos durante el año 2011 y los anteriores de la
Red de Control de Sustancias Peligrosas, así como las fichas de las
sustancias controladas y el mapa de la red, se pueden consultar en la
web de la Confederación Hidrográfica del Ebro (www.chebro.es).
Control de vertidos
Desde 2004 la Confederación Hidrográfica del Ebro ha impulsado los
controles ejercidos sobre las autorizaciones de vertidos, que se suman
a los informes de seguimiento. De hecho, se han ampliado los programas
que desde 2005 y hasta 2007 realizó el Organismo para intensificar los
controles a las mayores empresas de la Cuenca, en cuanto a la magnitud
de sus vertidos se refiere, o bien por su volumen o bien por su carga
contaminante.
Además, desde el Área de Control de Vertidos del Organismo se está
realizando una revisión de todas las autorizaciones de vertido para
adecuarlos a la nueva reglamentación, que redunda en una
intensificación del control y vigilancia de los mismos, mediante
numerosas inspecciones "in situ" y análisis de los vertidos. Todo ello
siguiendo las líneas maestras establecidas por la legislación europea,
a través de la Directiva Marco del Agua, respecto a la reducción
progresiva de la contaminación química y la interrupción o supresión
gradual de los vertidos, las emisiones y pérdidas de sustancias
peligrosas, con el fin de conseguir el buen estado de las masas de
agua.